Este blog tiene su inicio allí por el año 2015, y da sus primeros pasos describiendo cómo había actuado en mí la "Medicina" del teatro en mis años de adolescencia. Si sientes curiosidad puedes irte al inicio de este blog y ver un poquito de qué estoy hablando.
Hoy establezco un puente entre aquel 2015 y este 2020 que se inicia ya que en estos momentos me encuentro impartiendo dos talleres de teatro a los que denominé: "La Vida a Escena". ¿Por qué "La Vida a Escena"? Os cuento un secretillo a los poquitos que cada tanto navegáis por estas entradas...
Corría el año 1900 y pico... ya casi al final del siglo, mi vida en Buenos Aires estaba teniendo un giro inesperado, esos momentos en que algo sucede y recibes una "gran bofetada", que te dejan con la boca abierta y los ojos aún más grandes de los que los tengo, la piel erizada, la sangre casi paralizada, el corazón más quieto de lo normal y mucho miedo. A mi madre le habían diagnosticado un cáncer bastante severo, l@s que me conocéis y sabéis un poco de mí ya tienen el final de este capítulo de mi Vida. Por esos años en que yo daba mis primeros pasos de adulta, en una ciudad que poco tiempo y espacio te da para detenerte a habitar la tristeza, busqué el refugio ansiado en el Teatro. Quise entrar a una de las mejores escuelas de Buenos Aires, y había un filtro que pasar. Tenía que convencer al maestro Fernando Piernas (que luego comenzó a dar clases aquí en Madrid) de que yo daría todo por estar en esa escuela. Por ese entonces no tenía ningún monólogo preparado, ni estudiado, mi cabeza y mis pensamientos divagaban entre efectos de quimioterapias, años de vida, enfermedades que no se curan, etc. ¿Qué hice? Puse mi Vida al servicio, puse mi Vida en la escena. Aquel día de la prueba mi inexperiencia ante estos momentos me tenían con unos nervios muy grandes, pero decidí hablar de mi experiencia, ya por esos años parece que comenzaba a saber qué era esto de hablar desde lo que uno sabe y conoce, pura intuición. Mi monólogo giró alrededor de los momentos que viví el día que me enteré que mi madre tenía cáncer. Describiendo la mañana, las voces de los médicos, los llantos de mi padre, el abrazo familiar, la mirada de mi madre, volviendo a los olores, los sabores, las texturas, los sonidos, ese monólogo estremeció a Fernando Piernas y días después me llamaron para decirme que estaba dentro de la escuela. Mi alegría fue inmensa, no solo porque había entrado, sino porque a partir de mi vivencia había podido transmitir algo que para mi era importante expresar, y muchas veces no encontraba el espacio para hacerlo. El teatro me estaba cobijando. Mi Vida en la escena me estaba sanando un poquito esos días tan llenos de tristeza. Fue liberador. Fue catártico. Con mis 18 años comenzaba a experimentar este viaje que es el teatro en cada momento de la vida.
Hoy...muchos años después me reúno cada martes y cada jueves con dos grupos de personitas que vienen al espacio de "La Vida a Escena" a poner sus vivencias al servicio de una historia, de una improvisación, de una pequeña pieza que se construye en el momento con los compañeros. Personitas variopintas, de edades diversas, de ideologías diferentes, de lugares lejanos y cercanos, con muchas ganas de contar y expresar, de encontrar un espacio en el que "ser ellas mismas". En cada clase nunca falta alguna que diga en su frase final, "Este es el lugar en el que puedo ser yo misma". Vivimos en el mundo de las máscaras, y uno podría decir, ¡qué bien! ¿no? ¡Que teatral vivir en el mundo de las máscaras! El hecho es que no somos conscientes de la cantidad de máscaras que nos ponemos a lo largo de la vida para poder sobrevivir a la cantidad de malezas que se nos presentan en el camino. En el Teatro somos nosotros mismos, con un poder de decisión y de conciencia bastante grande, l@s que decidimos ponernos esas máscaras y jugarlas todo lo que nuestra capacidad expresiva lo permita.
Para poder lograr unos niveles de expresión cada vez más altos es necesario habitar-nos y la mejor manera de hacerlo es a través de nuestro cuerpo, por eso en "La Vida a Escena" le damos un gran protagonismo al baile, la danza libre, el movimiento expresivo, el contacto corporal con-migo y con l@s compañer@s. A partir de allí creamos una red de confianza hacia nosotr@s mismo@ y hacia el grupo lo cual nos va a permitir meternos cada vez más de lleno en las historias que queremos contar. Así es como en las improvisaciones que surgen clase tras clase emergen historias de amor, de soledad, de desencuentros, de encuentros, de locura, de emigrados e inmigrantes, de muchos temas que están allí en el tintero de nuestras vivencias que esperan ser contadas. Y lo que sucede después de haberlas puesto en escena las personitas manifiestan cierta liberación, en palabras de varios : "la sensación de quitarme mucho peso de encima", la frescura de hacer que algo que parece que sólo nos pertenecía a nosotr@s podemos mostrarlo al mundo y encima entretiene y sensibiliza.
El Teatro como un vehículo para conocernos aún más, y poder darle una salida creativa a todo lo que nos habita: la alegría, la rabia, la tristeza, el miedo, el amor. La Vida a Escena crece por los espacios, y día tras día es una nueva experiencia para descubrir y JUGAR! ¿Te atreves? Seremos varios los que permitiremos que des el gran salto porque allí estará la red del grupo y mía para sostenerte.