lunes, 8 de diciembre de 2025

"Tu boca que es tuya y mía..."


"... tu boca no se equivoca. Te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía"   No dejes de gritar nunca cachorro,  que no te callen, que no te  pongan vendas en los ojos ni te amordacen con ideas y juicios.  Tu sigue  gritando como hiciste hace  15 años en los instantes  que querías mi teta, que necesitabas mis brazos, que reclamabas por mis besos.  No dejes de gritar.  

  Tu boca  que es  tuya y mía.  Esas boquitas prototípicas que tenemos los Santillán, esas boquitas que ríen , que gritan, que besan, que putean, que soplan, que gimen, que recitan poemas y también cantan en los estadios al son de las  bandas de rock n`roll y tango.  Tu boca que es tuya y mía, que nos encuentra en las mañanas llena  de diálogos y risas.  Tu boca  que es tuya y mía, y  a veces las intercambiamos mientras hacemos las tostadas, y yo me pongo tu boca de niño maduro, y tu te pones mi boca  de  adulta  con ganas de ser niña. 

 Tu boca y tu lengua, y tus mofletes, y tu barbilla, y tus ojitos achinados, y tu pelo, y tus  orejas, y tu cuerpo... ¿en qué momento abrí  los ojos y me di cuenta que la niñez se te estaba yendo?  Me pongo a tu lado y me siento una miniatura posándose sobre los deditos de los pies y estirando mi columna  para ver si puedo engañar a la realidad....pero la realidad es la realidad... y ahí estás tu con tu casi metro ochenta.  

  Asier, el comienzo, el principio (esos  son los significados en Euskera de tu nombre), el comienzo ya comenzado hace 15 años, pero que siempre es  comienzo.  Cada día  contigo es  un comienzo, un aquí y ahora absoluto, presente  puro, ni  la Gestalt ni el Teatro, Tú. Y tus  risas, y tus  pocos llantos, tus reclamos, tus incertidumbres, tus dudas, tus no querer y luego si  poder.  Tanto  aprendizaje  en estos años a tu lado.  El mayor aprendizaje. Ese que no me dieron las escuelas, ni los maestros  adultos, ni  los viajes, ni mi madre, ni mi padre, ni  los  hombres, ni las mujeres, una enseñanza que tienes en exclusividad.  Cuando tu quieras  me pasas los honorarios, saldaré mi deuda entre abrazos , besos y muchas cosquillas. Y  si queda todavía algún resto, te haré todos los pasteles de zanahoria y chocolate que desees. 

  Asier, 15, Asier, 15.... Y seguimos,  no  sabes las de aventuras que nos  esperan en este presente.  El futuro....quién sabe.... Te adoro pequeño  ser, aunque hoy en día tu tengas que agachar tu cabeza para mirarme.... "¡No te pases de listo!  Qué soy tu madre!" y tu mi gran Maestro. 

  Bailemos Maestro....

lunes, 17 de noviembre de 2025

El ritual


Las dos empiezan a pasearse por la casa con cierto andar curvilíneo.  Van dejando una estela por diferentes ambientes, si la "cuatro patas" se fue para el balcón, la "dos patas" se fue para la habitación, si las cuatro patas se posan encima de la mesa, las dos patas se quedan estiradas encima del edredón color malva,  si la "cuatro patas" se pone a saborear su pienzo con aromas cárnicos, la "dos patas" abre la heladera  y se toma un yogur natural.  Es una danza que solo ellas conocen.  Si otros las observaran desde fuera tan sólo verían a una mujer, que tiene una gata por mascota y que cada una anda por su lado.  Pero no, ellas saben que ese andar curvilíneo ya las puso en el comienzo de el ritual.

Cuando las cuatro patas comenzaron a pisar las baldosas de esta casa, era muy pequeña. Tan sólo se limitaba a reconocer ese nuevo hogar, a olerlo, a saborearlo, a sentirlo.  Las dos patas estaban embarradas de juguetes infantiles,  pinturas de colores, discusiones matrimoniales, comidas vegetarianas, posturas de yoga, libros de auto-ayuda y de vez en cuando se ahogaba en una piscina de sueños por llegar.

Pero cuando las patas, las cuatro, comenzaron a crecer y a tener ese andar, todo fue cambiando.   

La "dos patas" era un torbellino de bailes por las mañanas, y cuando se lo permitía lo hacía hasta altas horas de la noche contribuyendo a los comentarios en los halls de las plantas: "¿Qué le ha pasado a esa mujer? Se la pasa bailando"  "Yo también escuché voces y gemidos en los balcones, en la cocina, los platos se rompían, las sartenes  colisionaban con el suelo, sonaban los juguetes del niño, el piano de colores no paraba de emitir melodías"  "Tiene el pelo mas largo. ¿Dónde se vio que una mujer que va envejeciendo se deja el pelo mas largo?"   Ella sonreía, era de su agrado que siguieran sus pasos, y posaran sus orejas encima de las paredes. 

La "cuatro patas" empezó a darse cuenta que la mirada de "dos patas" algunos días cambiaba.  Los ojos brillaban mas que de costumbre,  la gata la sentía más cerca de su esencia, que de la de otros humanos .  Ella ,  la mujer que bailaba en cada esquina de la casa, ahora desprendía una fragancia que la gata sentía muy apetitosa.  

Así fue como un día la siguió, por toda el hogar, mientras sonaba The Ocean de Richard Hawley,  la "cuatro patas" la veía bailar con los palos de escoba, las cacerolas que fregaba, las verduras que cortaba, hasta que en un arrebato dejó que todo en la cocina se volviera caos.  El fuego ardía, las aguas hervían, los recipientes se rebalsaban, la puerta de la nevera había quedado abierta y flameaba con el viento que entraba por la puerta. 

Y comenzó el ritual. Las patas , las dos, la de dos patas tumbada, viendo como en el techo se pintaban ribetes y caracolas como si estuviera observando su propia capilla Sixtina. La otra, la de cuatro patas se tumbaba sobre su pecho desnudo, mientras convulsionaba, las caderas ardían, las patas, las dos, la de dos patas, removía sus extremidades como queriendo hacer garabatos en todo el edredón de color malva.   La gata tan sólo respiraba en esta isla de convulsiones, ella era capaz de sostener ese torbellino con las más absoluta templanza.  Al fin se habían unido en esencia.  Cada una entendió el sentido de sus existencias en ese lugar.  

La cama también se volvió una extensión de la cocina; las aguas hervían , los fuegos ardían, las puertas se abrían y cerraban con el viento.  Ellas se habían unido en varios suspiros y maullidos.  Se las confundía en su andar, a veces la mujer parecía una gata, y a veces la gata era una mujer.  

 En uno de esos días de rituales ella recordó la frase de un escritor maldito que la acompañó desde los 15 : "'Creo que el mundo debe estar lleno de gatos y lleno de lluvia, eso es todo, sólo los gatos y la lluvia, la lluvia y los gatos''.  

martes, 4 de noviembre de 2025

Tiempo de monólogos

 

Es bastante increíble, y a la vez no lo es, porque ya sabemos que esta Vida se rige más por "Causalidades" y por energías que juegan desde las profundidades, las cuales a veces no logramos comprender con nuestras mentes tan cartesianas, pero que ahí están, para que un día 4 de noviembre del 2025 se unan a las de un 04 de noviembre del 2021, día en que escribía un post llamada "Tiempos modernos".  Cuando decidí el título de este post automáticamente me sonó a aquel otro, y me fui a leerlo y oh! Causalidad... ese post también tenía que ver con algunas palabritas que pueden surgir en éste:  comunicación, ternura, escucha, atención, decisión, compromiso y quizás algunas más. 

En aquella ocasión hablaba bastante de la aparición de un modo de comportamiento en ciertos hombres, en donde la palabras compromiso y decisión se tambaleaban a la primera de cambio, entre tanto "parque de diversiones" de la Vida, que te propone infinidad de cosas: conocer mas gente, viajar, ver series, apuntarte a retiros de autoayuda, colgar y postear todo lo que te caiga en la palmita de la mano que sostiene un aparatito que te controla la vida, entre todas estas cosas tan empalagosas que te brinda la actualidad, ¿para qué comprometerte con relaciones que te van a limitar todas esas experiencias, que te van cuestionar, que te van a confrontar, que te van a poner un poco de los nervios cuando no te digan a todo que sí?

Y en esta ocasión hay algo de similitud en lo que vengo a plantear desde este post que a veces se convierte en altavoz de mis pensamientos.   

Nos hemos vuelto monologuistas de nuestras cuestiones, de nuestras emociones, de nuestros pensamientos. Andamos por la Vida enviando unos audios, esos que se activan en la aplicación del telefonito verde dándole al micrófono, y ahí va... tu monologo, mi monólogo para contarte y decirte todo lo que me venga en gana.  Y aquí, ¿dónde se queda el otro?  ¿Qué oportunidad estamos dando al otro (al interlocutor) para que nos rebata, nos corrija, emita una opinión, sonría, se ría, llore, grite, o tan solo desprenda unos silencios prolongados que nos inviten a la reflexión? ¿Dónde se queda esa figura en ese audio-monólogo que en muchos casos has enviado con las mejores de las  intenciones, pero que en realidad  te hace la vida más fácil e impide que el otro  conteste y se  exprese?   Porque si contesta, ojo, puedo hasta empezar a cuestionarme lo que pienso,  de eso se trata una conversación: yo emito mi mensaje, y tu me escuchas y en base a esa escucha tu vas a emitir tu mensaje y cuando tu emitas tu mensaje quizás hasta me hagas cambiar el mío, si es que me dejo afectar.  Comunicación  proviene del latín "communicare" y significa poner en común, con el otro, con la otra, con los otros.  En estos audios, ¿estamos poniendo en común? ¿o solamente te relato lo mío y ahí se queda?  Si es verdad que puede venir otro audio, o varios audios que ejerzan de confrontación, o debate o acuerdo a ese primero, pero, si esto no sucede en el momento "Con el otro" , sino que empieza a haber una seguidillas de audios-monólogos, ¿Es  eso comunicación?  Son preguntas que me nacen en estas épocas. 

Una vez más nos encontramos con los signos de estos tiempos en esos audios también.  Signos que tienen que ver con el poco cuidado y atención, con la falta de profundidad en las relaciones que establecemos, con las prisas y la necesidad de cubrir todos los frentes que se presentan en esta Vida, incluyendo aquellos que no son esenciales y que nos distraen constantemente como las aplicaciones y redes sociales. 

En aquel post del 2021, también aparecía la palabra Ternura.  Algo que persigo en las relaciones que trato de establecer, y lo tierno no se puede cocinar a fuego rápido. Lo tierno es lento, requiere tiempo, requiere atención, en el mejor de los casos requiere presencia física, requiere movimientos pausados, nada de rapidez, ni de inmediatez, nada que se pueda resolver en un audio ni en un mensaje de esos que llegan cada tanto y te preguntan : " Qué tal? Todo bien?  "No, todo bien no, y si tienes tiempo (que ahí está nuestra capacidad de decisión para decir "Hola! Aqui estoy. Decido y dejo de fluir tanto") te cuento"  Porque el "estar" de una persona querida, amiga, entrañable, no se cuenta en tres frases. 

Por eso estos días me vi sumergida en llamadas largas, si, largas, que me quitan tiempo de otras cosas como escribir la obra de teatro que estamos escribiendo, promocionar los proyectos que tengo, armar clases, ver series, scrollear redes, cambiar la ropa de verano por la de invierno, y tantas cosas más. Pero Decido, Decido,  cuidar las relaciones que me interesan y les dedico tiempo y atención.  

Entonces me encontré con voces me confrontaban , que me hacían reír en compañía, que me encolerizaban y al mismo tiempo que me enternecían, porque todo esto surge en la comunicación de a dos. No es fácil pero es más real.  Y ya hace tiempo que digo: "No quiero Fácil"

Y ahí voy, por la Vida, tratando de ser lo mas coherente a mis pensamientos y convicciones.  Si ves que un día me quieres rebatir este post del derecho y del revés me pegas un toque, yo estaré encantada de lanzarme al debate. (mi teléfono aparece casi en cualquier lugar, no hay misterios) Soy experta en debates y discusiones, y bienvenidas son en mi Vida. 

Termino.... que para monólogos es el que me estoy preparando para dentro de un tiempo volver al escenario... : Los Duelos.


PD:  Si  te has tomado estos minutos en leer este post, eso para mí es signo de Ternura.  Te agradezco

sábado, 19 de julio de 2025

Los sentidos

 



Mi balcón es un reducto en el que pasan cosas extraordinarias. No sólo se trata de ver los cuatro coches que pasan por minuto (eso es el paraíso en una ciudad como Madrid), no sólo se trata de ver un baile continuo de hojas verdes de tamaños diversos, los murmullos de las pocas personas que se escuchan en este preciso instante, los gatos callejeros que juegan y se pelean, o los pájaros que se aparean para ser grabados por  mi cámara, no es sólo las lecturas devoradas, las canciones escuchadas, la voz de Peter Gabriel cantando Mercy Street, no es sólo este fresquito que hoy me ponen la piel de gallina después de haber sido abrasada por las bengalas que ayer se expandieron por las calles del barrio, no es sólo el mate que saboreo con las tostadas llenas de aguacate, no es sólo el cielo, la tierra, no, no es sólo eso. 

De repente se asoma un olor que no logro definir por los orificios de mi nariz y como si de un sistema interconectado se tratara empiezan unas gotitas a desprenderse de mis ojos, y crean un caminito acompasado con Mercy Street y caen. Caen. Caen.  No se qué es ese olor, no se si pertenece a algo dulce, a algo salado, a algo chamuscado, a algo suave, ligero, amable, odiable, no lo se. Sólo observo que me conecta con algo que mi mente no logra descifrar y el cuerpo reacciona. Y ante este extraordinario suceso que acontece en mi balcón lloro. Sin más. Me entrego a ese momento de conexión,  y creo que lloro porque siento una integración desbordante. Los sentidos me transportan y me mantienen, aquí y allá, o allá y aquí, o aquí y allí, o allá y acá.  Ese aroma abrió un puente entre este momento y algo que desconozco desde la mente, pero que me hace estar más presente que nunca. 

Los sentidos. ¡Qué sentido tienen los sentidos!  Si  cada experiencia de la vida la viviéramos con esta escucha, con esta atención, que poco nos harían falta tantas distracciones, que poco necesitáramos escaparnos, evadirnos, irnos, tan sólo el aquí es enriquecedor, y el ahora más nutritivo imposible. Me he gastado tal vez unos céntimos de mi conexión de Spotify para que suene en bucle Peter Gabriel, para que la compañía de internet me de conexión, para que mi mate esté con yerba, para que la vitrocerámica pueda calentar mi agua, y con todos esos céntimos y un olor que apareció en el balcón de mi casa me pegué un viaje majestuoso. 

El gran viaje  es hacia adentro. Escucha. Observa. Siente. Saborea y huele...huele...




 Mercy Street 
 Peter Gabriel 

domingo, 29 de junio de 2025

Asombrarse en cada baile


Ayer me sometí a una danza infinita con la Naturaleza, un viaje de los sentidos, una labor de escucha constante, qué me cuenta ella, que le cuento yo, la atención plena, hacia dónde ir, dónde pisar, dónde no pisar, si voy por aquí o voy por allá, ¿te sigo? ¿me sigues?

Fueron unos escasos 180 minutos, ninguna tarea maratónica. ¿Quién no se ha pegado un andar de esos minutos en su vida?  Estamos todo el tiempo yendo de un lugar a otro, trazando líneas rectas o curvas entre dos puntos. Puntos con sus particularidades, con sus diferencias, con sus extrañezas, sus ruidos, sus sonidos, sus olores, su rugosidad, o su lisura, puntos con acentos, puntos con colores disímiles y extravagantes,  pero nuestras mentes están tan dispersas que nos perdemos esa riqueza continua que nos puede traer un paseo. 

Entonces...el primer paso... Los dedos hundidos en la tierra, dando pequeños abracitos, y sentir como cada mota de polvo se entremezcla con la piel de mis dedos, las piernas tensas, los músculos que se contraen y se relajan. Subir piedras, rocas, troncos, los muslos se endurecen, empieza la piel a tener rayas de raspones, de encuentros con ramas que sobresalen irregulares de los árboles.  La respiración se agita, se suben escalones hechos por troncos, por piedras, de lejos se oye el ruido del agua, llega el frescor del rocío, las hojas tienen un verde intenso, siento que se sienten felices en ese ámbito, y me trasladan esa felicidad a mi, que sigo andando sin un rumbo fijo, pero trazando una línea recta o curva, desde el lugar en el cual salí hasta el lugar donde llegaré, que no se cuál es.  

Bailé con unos troncos a los que me abrazaba cuando tenía que sostenerme para no caer al agua, me apoyé en las rocas, me sostuve con ellas, sentí el frío de sus caras en mi cara, los dedos humedecidos, la mirada atenta. Medir, calcular, someter al análisis dónde se pone el pie, dónde no, dónde el peligro es agradable, y la adrenalina aumenta, la mirada al vacío, la mirada al lleno, la mirada perdida y encontrada. Saber que la Naturaleza tiene su propio ritmo, no soy yo la que marca, es ella la que me propone, y yo me someto a su danza.  Escuchar, sentir, oír, ver, observar, oler, hasta degustar la humedad y la sequedad que hay en cada nuevo espacio. La Naturaleza marca el paso, no eres tu, no soy yo,  es el árbol que te dice por aquí, o la roca la que te propone un cambio de dirección, o el sonido del agua el que te lleva hacia adelante, o los pájaros que pueden estar cerca  sobrevolando algún cadáver, o el olor de tierra mojada el que indica que puede empezar  llover.  Es la Naturaleza la que propone, no tu, no yo, no nosotros. 

En la Vida es igual... Uno piensa que va  a bailar por la derecha y de repente viene un huracán que te lleva a la izquierda, y entonces el cuerpo se contrae, y aún mas se contrae tu mente, que estaba agarrada a esa manera "predispuesta" "pre-establecida" que tan bien se había construído. Y si, así como el cuerpo se contrae ante los caminos inciertos que nos presenta la Naturaleza, respiramos y ...¿nos entregamos a la travesía?  El cuerpo es sabio. Así como se contrae, es capaz de alcanzar la relajación si le damos el tiempo suficiente para que esto suceda.  Los animales saben bien de esto,  todo lo que hemos perdido cuando nuestra columna se empezó  a erguir hace miles  de años. Observar, oler, sentir, degustar, oír. El cuerpo lo va dictando todo, en comunión con la Vida, con la Naturaleza.  

Vuelvo a vivir la incertidumbre de la Vida, y me siento más asalvajada que nunca. Detenerme como una pantera negra y que sean mis sentidos los que me dicten el camino, como ayer cuando caminaba entre árboles, rocas, ríos, pájaros y tantos seres que me acompañaron en mi andar. 

Hace un tiempo atrás escribía un post en el cual  expresaba: "Quiero difícil, quiero embarrarme".  En ese caso hablaba de que los vínculos entre las personas no son fáciles, te invito a leerlo.  En el baile con la Naturaleza o con la Vida tampoco hay nada Fácil,  porque cuando te has hecho a la idea de que lo es, podrá  entrar un "huracán" por la puerta de tu casa que  lo desestabilizará todo. Entonces...Sólo queda... Volver al cuerpo.... Observar, Oler, Sentir, Oír y Degustar... Parar, tener "Pazciencia", y dejarnos sorprender, una capacidad tan perdida en estos tiempos.  No sabemos qué hay ahí adelante. 

En estos días de silencio y paseos me devoré un librito que os recomiendo:  "La sociedad del cansancio" de Byun Chu Han, en el ocaso de su recorrido nos dice: "La proliferación y la masificación de las cosas han desbancado al vacío. Cielo y tierra están repletos de cosas. Este mundo lleno de mercancías no es para habitar. Ha perdido toda referencia a lo divino, a lo sagrado, al misterio, a lo infinito, a lo superior, a lo sublime. También hemos perdido la capacidad de asombrarnos"

Asombrémonos, que la Vida nos siga asombrando. Que los  pasos de baile no estén nunca del todo cerrados, porque quizás te encuentras un tronco en la pista de baile...y ....Vaya uno a saber.... 

 

martes, 10 de junio de 2025

"Piensa que sólo eres libre cuando al partir puedas llevar contigo todo lo tuyo."

 


Cuarenta y siete entradas atrás declaraba a la pequeña porción de lectores que tengo de este blog, que me había enamorado de un sacerdote.  Así me nace a mi la contradicción, yo que me digo una persona coherente, a veces me doy la espalda a mi misma y me enamoro de seres a los que odiaría con todo el corazón.  

Un día cayó en mis manos un libro de Pablo D ' Ors , ese que me abre puertas, y que esta noche,  embadurnada del calor de Madrid, se vino a mis pensamientos. "El amigo del desierto".  Mi mente tiene esa preciosa habilidad de unir sensaciones, recuerdos, frases, es un algoritmo creado por mí, que ni yo entiendo a veces, pero ahí está, se presenta, y sólo me queda cogerlo con mis manos, acariciarlo y a veces darles luz en forma de escritos. 

Entonces, "El amigo del desierto" y "Sirat" me desvelaron.  Un lunes raro. Un día raro. Un Tiempo Raro.  En otras épocas de mi Vida ir al cine los lunes era completamente normal.  Hasta hace un tiempo atrás tenía todas las entradas de todos las películas vistas en los Cine de la Plaza Benavente en días lunes.  Madrid me había regalado esa rutina casi desde que llegué y para mi era una cita incancelable. Les pedía a mis amantes del momento que acudieran al cine conmigo ese día, o sino el hechizo se rompía. Con uno de ellos el hechizo duró dieciséis años.  Y ayer fue un retornar a esos tiempos. La tarde abrasadora de Madrid. Una tristeza inmensa en los poros. Unos duelos en puntos suspensivos y lo mejor que podía hacer era darme una buena dosis de 4K. 

"Sirat", una obra maestra increíblemente triste, desalentadora, no hay esperanza a la que aferrarse porque de un momento a otro "todo puede volar por los aires". Unos pasos infinitos por el desierto, en busca de la nada, en busca de todo. El desierto nos enfrenta a ese vacío en el que todo puede suceder porque nada sucede. Un encuentro con un rejunte de tripas que solo avanzan para alcanzar un objetivo incierto. Y por detrás, y por delante, siempre la música. Pero la música no para ser escuchada, sino para ser bailada, tal como dice una de sus protagonistas. 

Salí del cine consternada, con escalofríos en medio de los casi treinta y cinco grados que caían  en Madrid. Por momentos levantaba la mirada a la luna que estaba casi llena y ese plateado me quitaba los escalofríos, Me hacía caminar a mi por un desierto, hacia un lugar incierto, casi como es mi Vida desde el inicio de los tiempos.  Y mientras conducía una vez más pensaba lo afortunada que soy de que los lunes pueda ir al cine  y poder impregnarme de ese arte que nos transforma, nos inquieta, nos pone el dedo en la llaga, nos hace cuestionarnos este modelo en el que vivimos, y nos hace reflexionar sobre lo que de verdad importa. 

En esos instantes mi cuerpo necesitaba llorar y bailar. Encontrar un altavoz que emitiera algún sonido que me relajara. Lo encontré. Apoyé la cabeza encima de un corazón, y fue tal su sonido, que baile, entre sueños bailé. 

jueves, 5 de junio de 2025

Frasesitas guardadas

 


Tenemos un conjunto de frases guardadas en los cajoncitos de nuestra memoria para saltar a decirlas cada vez que queremos cerrar un pensamiento, una diálogo, una reflexión.  El interlocutor se quedará así como pensando,  llevando su dedo a una comisura de sus labios, y tus ojos se quedarán inmóviles sintiendo que has tocado la tecla perfecta para el momento perfecto. 

En ese devorar exacerbado de videos cortos, en que las personas nos hablan mirando al ojo de la cámara, queriendo hacerte partícipe de toda la retalla de enseñanza y consejos para que conectes, te desconectes, escuches,  te escuches , abraces, te abraces, entiendas, te entiendas, y así hasta el infinito y más allá, en esos escasos minutos en que la pantallita de tu móvil cobra luces y ritmos y colores que te envuelven, ahí se suceden una seria de frasess que guardarás en los cajoncitos de tu memoria.  

Las tendrás ahí preparadas para que cuando sea la oportunidad, abras ese cajoncito, las cojas y le digas a tu interlocutor: "Eh! Mira lo que tengo para ti"  Silencio.  Espacio de tiempo.  Miradas.  Habrá algo en el otro que diga:  "¡Si, es verdad, claro!"  Y en ese "Si, es Verdad, Claro" nos cargamos toda la particularidad de esa persona, toda la particularidad de las circunstancias, de las situaciones, de las experiencias vividas de esa persona.  ¿Quiénes somos nosotros para decirle al otro "Todo es  Perfecto", o "Nada es Casual" o " Lo que sucede conviene" o " De todo se aprende" o "Será que tienes algo que aprender" ? Y tantas más.  

Salimos al ruedo como paladines de la justicia, con nuestra frasecita en la mano, en la espada y que el otro quede impresionado y sorprendido, y más tarde se vuelva él, otro paladín de la justicia que repita las frases que fue guardando en sus propios cajoncitos para "enseñar" a los otros que de todo se sale. ¿Si? ¿De todo se sale?

Las personas que llevamos años de trabajo personal, de visitar las sombras días si y otros días no, que caemos en abismos sin redes, nos estrellamos y volvemos a andar con heridas, con muletas, con escayolas, sabemos que entrenar el músculo funciona. Pero entrenar el músculo es en el día a día, con mucha voluntad, con mucha "pazciencia", para con uno, para con el otro, escuchando el más mínimo latir del corazón, sintiendo que los vasos que se han vaciado pueden volverse a llenar, pero gotita a gotita.  Y no que venga una frase "celestial" y nos quiera lanzar un chorro de positivismo new age, porque eso es ....agua para hoy y mucha sed para mañana. 

Leamos, devoremos libros, talleres de crecimiento personal, cursos rápidos de autoayuda, videos de instagram de personas que hablan a la cámara, y todo lo que queramos; pero seamos conscientes que los procesos son largos, trabajosos, a veces frustrantes, hay toda una vida que me ha llevado  a estar donde estoy, hay todo un sequito de personas, con sus tratos y maltratos, que me han hecho tener estas heridas,  ¿cómo podemos creer que unas cuantas frases sanadoras me van a borrar esos ríos de historia personal que corren por mis venas?

Lo único que queda es el camino... paso a paso... sin devorar nada... haciendo proceso.... No intentemos (me lo digo siempre, cada vez que una persona se sienta frente a mi para buscar acompañamiento) poner tiritas en épocas de poca profundidad.  Las frasesitas hechas para el otro sobran... ¿Quién soy yo para decirte a ti que "Todo es perfecto"?   Es perfecto para el que la dice porque habrá habido un proceso enorme para llegar a esa conclusión, pero yo a ti sólo te digo: Vive lo que tengas que vivir y hazlo como puedas, yo puedo acompañarte, nada más.